Según estudios realizados, los corales pueden contener hasta 62 elementos trazos en la composición de su esqueleto. La mayoría de esos elementos ingresan al coral en forma de alimento a través de su trato digestivo, y podrían ingresar también a través del intercambio de fluido en sus tejidos mediante el fenómeno de la osmosis. En algunos casos y en algunas especies de corales y anémonas, la captación de esos elementos son realizados a través del intercambio directo de su fluido interno mediante la expulsión y posterior absorción del líquido circundante, y es por eso que después de un cambio de agua los pólipos en algunos corales y anémonas se retraen.
Esto fue lo que ocurrió precisamente con algunas de las anémonas burbujas
durante el cambio de agua que realizamos, y si nos fijamos en las fotos que
tomamos durante y después del cambio de agua, nos daremos cuenta que las
anémonas burbujas que más se contrajeron como reacción ante el cambio de agua,
fueron las que mostraron mayores cambios al día siguiente en su tamaño, forma y
coloración.
El cambio en la coloración de los corales y las anémonas se
obtienen a través de la expulsión de zooxantelas indeseadas por el huésped y la
posterior absorción de cantidades trazas de metales disueltos en el agua. Con la
expulsión de las zooxantelas pardas y la absorción de metales ocurridos bajos
estos casos, el o los pólipos tienden a ser menos marrones en su coloración y
comienzan a revelar tonos verdosos o azulados contenidos en su interior.
La expulsión de zooxantelas durante los cambios de agua no son
perjudiciales para las anémonas y los corales, y forma parte de su sistema de
adaptación a la iluminación y el medio circundante.
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